lunes, 12 de octubre de 2009

POEMA DE NAVIDAD A UNA RATA BLANCA

Se para en dos patas
y piensa que es ardilla.
Corre, salta, juega con bellotas.
Y se acuesta temprano.

Mira el pequeño àrbol que se moja en tus canicas.
Hay espuelas de queso prendidas en las ramas.
El cabello de àngel es nieve despeinada
y farolillos rojos empolvan tu nariz.

A la sombra desnuda de este claro ramaje
inicias tus piruetas.
Tu domèstica alegrìa es risa en mis dos hijos.
Mis amigos te miran con nervioso optimismo
y tù como una niña apostòlica y romana
les haces el bendito.

¡Ah! bailarina, cuadrùpeda mascota.
La noche ya no es BUENA para el hombre.
En el frente de batalla el invasor rompe la tregua.
Niños sin ojos caen con sus carnes incendiadas.

Y mientras tù continùas en la fiesta,
pensativo me pierdo en tu pelambre
y concluyo humanamente,
que hasta tù tienes derecho en esta hora
a tener el color de las palomas.

Julio Iraheta Santos Navidad de 1966